Los tipos de vestuario pueden variar en función del uso y las zonas a las que está destinada a trabajar la persona que viste las prendas protectoras. Como sabemos, hay distintos niveles de riesgo dentro de las salas blancas, y dependiendo del grado del mismo, se exigirá unos requisitos de control y protección más rígidos o menos. Existen, por lo tanto, diferentes clasificaciones de ropa para salas blancas, que se pueden reutilizar para más de un proceso si cumplen con los requisitos de seguridad establecidos. El objetivo principal de la ropa es proteger al personal operativo que usa el traje, pero también es muy importante para proteger el producto del entorno, incluyendo la contaminación propia del personal que lo manipula.
Además de lo anterior, el tejido protector debe ser resistente y se recomienda una utilización correcta para favorecer la amplitud de la vida útil, que garantice en todo momento la máxima seguridad posible. Por este motivo, el material usado debe ser suficientemente rígido, con costuras cosidas y recubiertas, para evitar las roturas y los rasgados con su uso. Asimismo, este tipo de ropa para salas blancas está confeccionada con materiales que favorecen la disipación de la electricidad estática para no interferir de esta manera con el equipo y los procesos.
Por último, es importante tener en cuenta la comodidad del traje para facilitar la ejecución de las tareas y el proceso de manipulación de los productos, a los que habrá que añadir el hecho de que el traje deba contar con diferentes opciones de tallaje y capacidad de esterilización tras su uso.