Las campanas o cabinas de flujo laminar son unas estancias cerradas en tres de sus laterales, con una cuarta parcialmente abierta para permitir el acceso a la superficie de trabajo, y que cuentan con una ventilación direccionada de aire limpio. Las cabinas cuentan con un impulsor de aire, un distribuidor, un filtro, iluminación y un medidor de presión.
El impulsor es, generalmente, un ventilador que se encarga de la propulsión controlada del gas en lo que se denomina flujo unidireccional. El distribuidor que se encarga de repartir uniformemente este gas, de forma que no haya flujos turbulentos. El filtro elimina las impurezas que pudiera contener el aire, de forma que tanto el producto como el operador puedan estar protegidos de contaminaciones. Aunque existen varios tipos de filtro, los que están recogidos en la normativa obligatoria son los filtros HEPA, el más extendido, y ULPA, más eficaz.
La iluminación puede consistir en simple luz natural, para permitir un manejo preciso dentro de la cabina, o bien contar con una opción de luz ultravioleta-C con acción germicida para esterilización. El indicador marca la diferencia de presión entre dos puntos, de forma que el flujo de aire pueda estar controlado.