Cabina de flujo laminar para salas blancas

Las cabinas de flujo laminar son uno de los componentes más presentes en las salas blancas. Existen varios tipos según los requerimientos de cada proyecto y el uso que se les va a dar. Te contamos todas las diferencias entre unas y otras y todo lo que debes saber sobre cabinas de flujo laminar para salas blancas.

Índice de contenidos

¿Qué es una cabina de flujo laminar?

Las campanas o cabinas de flujo laminar son unas estancias cerradas en tres de sus laterales, con una cuarta parcialmente abierta para permitir el acceso a la superficie de trabajo, y que cuentan con una ventilación direccionada de aire limpio. Las cabinas cuentan con un impulsor de aire, un distribuidor, un filtro, iluminación y un medidor de presión. 

El impulsor de la campana laminar es, generalmente, un ventilador que se encarga de la propulsión controlada del gas en lo que se denomina flujo unidireccional. El distribuidor se encarga de repartir uniformemente este gas, de forma que no haya flujos turbulentos. El filtro elimina las impurezas que pudiera contener el aire, de forma que tanto el producto como el operador puedan estar protegidos de contaminaciones dentro de la sala blanca. Aunque existen varios tipos de filtro para cabinas de flujo laminar, los que están recogidos en la normativa obligatoria son los filtros HEPA, el más extendido, y ULPA, más eficaz. 

La iluminación puede consistir en simple luz natural, para permitir un manejo preciso dentro de la cabina, o bien contar con una opción de luz ultravioleta-C con acción germicida para esterilización. El indicador marca la diferencia de presión entre dos puntos, de forma que el flujo de aire pueda estar controlado en la cabina.

Cabinas de flujo laminar ¿qué tipos existen?

El uso de las campanas es variado, ya que según la disposición del flujo de aire pueden usarse para evitar contaminar el producto que se está manipulando, para proteger al manipulador o para proteger a ambos. Existen, por lo tanto varios tipos de cabinas de flujo laminar, que se adaptan a estos requerimientos, aunque este nombre, con propiedad, sólo se aplica para las cabinas de clase I.

Cabinas de flujo laminar de Clase I

Las cabinas de clase I mantienen un flujo unidireccional continuo de aire filtrado que puede ser vertical u horizontal. Esto depende de si el filtro está situado en la parte posterior de la estancia (cabinas de flujo horizontal) o en la parte superior de la misma (cabinas de flujo vertical). La función de estas campanas es, exclusivamente, de proteger el producto manipulado, pues el aire es direccionado hacia el operador.

La superficie de trabajo dentro de la cabina laminar suele ser de acero inoxidable de alta calidad, con acabados laterales curvos (acabados sanitarios) para facilitar la limpieza y desinfección y sin junturas donde puedan acumularse posibles contaminantes. Las normas que rigen estas cabinas son IEST-RP-CC002.3 y, en menor medida, NSF/ANSI-49

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Cabinas de flujo laminar de Clase II

Mientras que las cabinas de clase I o de flujo laminar ya sean de flujo horizontal o vertical, descritas en el anterior apartado, solo protegen el producto a manipular, las cabinas de clase II tienen la función de proteger tanto al objeto de manipulación como al operador. Estas cabinas cuentan con un flujo vertical, un flujo horizontal y una pantalla de protección para el operador. A su vez, tienen dos filtros HEPA o ULPA, uno que precede a la entrada de gas en la cabina y otro que evita que los componentes manipulados dentro de la misma puedan salir al exterior. El uso de estas campanas es en cultivos celulares o de patógenos potencialmente poco peligrosos, aunque, dependiendo del trabajo predominante que se quiera realizar en ellas, existen varias subclases.

  • Tipo a: Se usa en caso de trabajar con agentes patógenos que puedan ser suspendidos en aerosol y que no puedan ser retenidos fácilmente por el filtro de salida. El 70% del aire interior de la cabina se recircula al entrar por una rejilla frontal y sólo el 30% es expulsado al exterior.
  • Tipo b: El 70% del aire es expulsado y el 30% se recircula. No se suele usar con patógenos sino que es de uso general.

Tipo c: El 100% del aire se expulsa a través del filtro para evitar que los componentes recaigan sobre las muestras y puedan provocar interferencias en los resultados. Se usan en toxicología.

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Cabinas de flujo laminar de Clase III

Esta cabina consiste en una sofisticación de la cabina de clase II, en la que un agente patógeno de alto riesgo se manipula en condiciones absolutamente estancas. Las cabinas de clase III contienen depósitos y filtros adicionales donde las muestras y los aerosoles de la zona de trabajo se disuelven antes de ser descartados. En este tipo de compartimentos, el operador no entra en contacto con el objeto a manipular sino a través de dispositivos mediatos.

Las cabinas de flujo laminar se suelen encontrar en salas blancas. Estas salas minimizan la contaminación que puede provenir del exterior, facilitando el trabajo de las campanas y haciendo más duradero el filtro. De la disposición estratégica de las campanas de flujo laminar en salas limpias depende la eficiencia de éstas. La posición de instalación de las cabinas dependerá del objetivo de las mismas (dependiendo de la clase de la campana y del trabajo del laboratorio) y de la ponderación entre el valor de la muestra, la seguridad del manipulador y la importancia de la contaminación hacia el exterior.

En Labsom somos expertos en el diseño, instalación y mantenimiento tanto de cabinas de flujo laminar como de salas blancas y todos sus componentes. Si tienes cualquier duda o quieres consultar con nosotros tu proyecto, no dudes en contactarnos.

Roberto Navarro

Roberto Navarro

Ingeniero con más de 15 años de experiencia en diseño y construcción de salas blancas y zonas de ambiente controlado, realizando proyectos de ingeniería e instalación de salas limpias y áreas críticas para los líderes mundiales de la industria farmacéutica, de bioseguridad y alta tecnología

Preguntas sobre Cabinas de Flujo Laminar

El flujo laminar se produce cuando un flujo de partículas o fluido tienen un movimiento perfectamente ordenado y controlado a modo de láminas paralelas que permiten que el flujo se mueva sin entremezclarse, lo que puede ser muy útil en el ámbito de una sala blanca.

La diferencia entre los dos radica simplemente en la dirección del flujo de aire dentro de la campana de flujo. Si el filtro está situado en el techo el flujo de aire será vertical pues irá de arriba a abajo, mientras que si está situado en alguna de las paredes, el flujo será horizontal.

No hay una cabina que sea mejor que otra, sino que depende de la función para la que se necesite. Por supuesto, las cabinas de clase III son las que presentan unos mayores estándares y requerimientos de seguridad, pero puede que no sean necesarias dependiendo del trabajo que vaya a realizarse.

Existe normativa específica para cabinas de flujo laminar como la EST-RP-CC002.3 y, en menor medida, NSF/ANSI-49. Pero, además, también hay que cumplir con las normativa aplicable a cada sector en relación a las normas de correcta fabricación y otros requerimientos que deben cumplir las salas blancas en función del uso que se les va a dar.

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