Con la llegada del virus SARS-CoV-2 (Covid-19) nace una mayor necesidad de limpieza y depuración del aire en lugares donde antes era impensable. Son muchos los espacios donde la ventilación es insuficiente y necesitamos por ello los filtros HEPA, depuradores de aire.
Situémonos en 1998 para hablar de la primera normativa en vigor, la EN1822. Esta normativa estableció un sistema de clasificación de filtros HEPA basada en el proceso de filtración y en los criterios de evaluación MPPS (tamaño de partículas con mayor nivel de penetración) entre otros.
Es en 2011 cuando la Organización Internacional para la Normalización (ISO) actualiza y publica una nueva normativa con la que trabajamos hoy en día, ISO 29463. Esta nueva norma nace con el objetivo de acelerar la armonización de las distintas normas de filtros usadas ya distintos países. Existen dos normativas que regulan los filtros absolutos. Es conveniente aclarar que un filtro HEPA es un filtro Absoluto, pero no todos los filtros Absolutos tienen por qué ser HEPA; la norma europea EN 1822 y la ISO 29463. La ISO 29463, que es posterior, mantuvo la clasificación de los filtros en tres categorías: EPA, HEPA y ULPA, como especificaban normas anteriores.
Hablemos de los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air), y de por qué se ha disparado el interés en ellos desde la pandemia generada por el Covid-19.
Diseñados inicialmente para la industria militar, los filtros HEPA fueron creados en 1950 por la compañía Cambridge Filter Corporation. Es gracias a su alta eficacia y capacidad de filtrado por lo que podemos encontrarlos en diversos sectores, desde cabinas de aviones comerciales hasta la industria farmacéutica e incluso en la alimenticia pasando por quirófanos y las salas blancas. Son capaces de reducir la propagación de agentes patógenos a través del aire, renovándose este entre 10 y 15 veces a la hora (en las cabinas de aviones)
Dichos filtros funcionan como un ventilador, y cuentan con unas fibras diminutas a las que las bacterias, que son nocivas para la salud, se quedan adheridas a su paso. Los filtros están compuestos generalmente por fibras de vidrio diminutas, con un tamaño de poro de entre 0,5 y 2 micras y dispuestas al azar, son capaces de eliminar al menos el 99,95% de las partículas suspendidas en el aire. A diferencia de otros filtros, los filtros HEPA están preparados para retener contaminantes y partículas más pequeñas. Utilizan tres mecanismos para atrapar las distintas partículas; intercepción, impacto y difusión.
La principal función de estos filtros es la purificación del aire, capturando partículas como humo, bacterias, etc. y se clasifican según su eficacia de la siguiente forma:
Clasificación de los filtros HEPA | Tipo | Eficacia de retención |
EPA: filtro de alta eficacia | E10 | ≥85% |
E11 | ≥95% | |
E12 | ≥99.5% | |
HEPA: filtro de muy alta eficacia | H13 | ≥99.95% |
H14 | ≥99.995% | |
ULPA: filtro de ultra baja penetración | U15 | ≥99.999 5% |
U16 | ≥99.999 95% | |
U17 | ≥99.999 9995% |
Para conocer la incidencia de las partículas y poder así clasificar los filtros según su capacidad de retención, se lleva a cabo el recuento de partículas MPPS. Siendo el tamaño de estas partículas inferior a una milésima de milímetro.
Desde Labsom ofrecemos un asesoramiento personalizado sobre nuestros productos y qué filtro se adapta más a sus requeridas necesidades de higiene.