Como sabemos, en la producción de alimentos, medicinas, fármacos, etc, las buenas prácticas de fabricación son fundamentales para obtener los estándares de calidad requeridos si lo que queremos posteriormente es lanzar al mercado nuestros productos. Las GMP (Good Manufacturing Practice) o Buenas Prácticas de Fabricación (BPF) disponen de una serie de normas y pautas a seguir en el proceso de elaboración que nos permiten así alcanzar los índices de calidad y seguridad óptimos en cada proceso.
Las GMP, también conocidas en castellano como las Normas de Correcta Fabricación (NCF) se basan en reglamentos europeos, decretos y normas de la conferencia internacional de armonización, donde se recogen las buenas prácticas a seguir para una correcta fabricación de productos médicos.
Hablemos ahora del sector medicinal y, en concreto, de la producción del cannabis para este fin que, según la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes) España disparará su producción en 2022 hasta alcanzar los 6.000 kilos de cannabis para fines medicinales. Diez veces más que en el año anterior, en el que se registraron unos 600 kilos producidos. Lo cierto es que las investigaciones sobre el cannabis medicinal son esperanzadoras y cada día se va volviendo más común el uso de este fármaco. Es causa de esto por lo que en diferentes lugares del mundo se está dando alas a esta nueva industria, que busca inversores y buenas prácticas, que se basan en una serie de procesos que garantizan su calidad y que minimizan los riesgos en cualquier producción farmacéutica.
Como en todo proceso de elaboración, existen riesgos que pueden afectar al producto final y que nos deben mantener alerta. El principio básico de las GPM es que el control de la calidad debe estar integrado en todas las etapas del proceso, teniendo en cuenta:
En cualquier caso, estas normas GMP son obligatorias y se deben seguir estrictamente, siendo el fabricante el que debe asegurarse de que se apliquen de la forma correcta, con la seguridad, eficacia y calidad requerida. Solo así obtendremos el estándar óptimo de cumplimiento de calidad internacional.